¡Hola chicos!
La Consagración
¡Llegamos al momento más importante de la misa!
Siguiendo el mandato que Jesús le dijo a sus apóstoles:
“Hagan esto en memoria mía”,
el sacerdote pronuncia las palabras de la institución de la Eucaristía, las mismas que Jesús pronunció el día de la Última Cena.
Y esas palabras tienen el poder de transformar la realidad.
Es un misterio de amor maravilloso que debemos contemplar con el mayor respeto y devoción. Debemos aprovechar ese momento para adorar a Dios en la Eucaristía.
En este momento estamos de rodillas.
Padrenuestro
Antes de recibir la comunión, la Iglesia nos invita a rezar la oración que Cristo nos enseñó.
Cuando rezamos el Padrenuestro, estamos rezando con las mismas palabras con las que Jesucristo nos enseñó a rezar.
La oración no es Padre mío, sino nuestro.
Es una invitación al amor entre nosotros, a la fraternidad, a la hermandad, a la reconciliación.
Es una oración que prepara nuestro corazón, porque nos invita a la comunión.
Con el PADRENUESTRO que nos regaló Jesús pedimos el «pan de cada día", que significa lo necesario para vivir y crecer como personas según Dios quiere y Jesús enseña en su Evangelio. También pedimos que el Señor nos libre de todo mal.
Cuando rezamos el Padrenuestro en misa, vas a notar que
hay personas que alzan sus manos, como si entregaran
su corazón y su alma a Dios, y también vas a ver a otras que
se toman de la mano, ya que como te conté más arriba,
la oración el Padrenuestro nos hermana.
¡Hasta la semana que viene!
Seño Moni